El diario El País Digital del pasado 5 de junio público un artículo titulado “Al-Andalus no dejó rastro en la genética del sur de España”, basándose en un estudio genético de la Universidad de Granada, afirmando de que: “Almerienses, granadinos y malagueños tienen tanto de africanos como los gallegos o castellanos. A pesar de la larga presencia árabe y norteafricana en esta porción de España, un estudio genético muestra ahora que su huella genética en el sur apenas ha pervivido.” (elpais.com/elpais/2019/06/04/ciencia/1559654994_049558.html). Una afirmación que ya contradice, en cierto modo, los resultados de un anterior y más amplio estudio genético sobre las poblaciones de la península ibérica, publicado el pasado 1 de febrero en la prestigiosa revista norteamericana Nature, bajo el título de “Modelos de diferenciación genética y huellas históricas en la península ibérica (www.nature.com/articles/s41467-018-08272-w ). Este último estudio, y aunque no está bien hecho, en opinión del gran inmunólogo Dr. Antonio Arnaiz Villena, intenta llegar a unas hipótesis como que en España, la ascendencia norteafricana es presente en todos los grupos regionales ibéricos, de manera un poco bajo en la región del País Vasco y de Aragón y un poco más alto en Galicia y Portugal añadiendo de que: “ En general, el patrón de diferenciación genética que observamos en España refleja los límites lingüísticos y geopolíticos presentes alrededor del final de la presencia musulmana en España, lo que sugiere que este período ha tenido un impacto significativo ya largo plazo en la estructura genética observada en la España moderna, más de 500 años después”!.
Sin embargo, unos antecedentes estudios más serios de la antropología genética demuestran totalmente lo que sostienen estos ya mencionados estudios, y afirman que: los granadinos, como el resto de los andaluces y de los españoles, tienen incontestablemente los mismos orígenes que los bereberes norteafricanos, conocidos popularmente bajo el término de los “moros”*. Y es lo que queremos exponer a continuación para esclarecer a la opinión pública lo que revela la ciencia genética de cara a la estrecha relación entre los dos pueblos de la ribera del Mediterráneo occidental: los iberos y los moros.
Es verdad que últimamente la genética no cesa de revolucionar a fondo la prehistoria y la historia de la humanidad, cuando la aplicamos a la antropología de las poblaciones, y de la que fue defensor el italiano Luigi Luca Cavalli-Sforza, autor del libro “Genes, pueblos y lenguas”, publicado en Barcelona en 1997. De manera rotunda, la “Antropología genética, biológica o molecular” pone en tela de juicio numerosas verdades, cuestiones, hipótesis y teorías sobre los origines de las poblaciones humanas. Y cabe recordar que en España, uno de los pioneros en mostrar un especial interés a esta novedosa disciplina es, sin duda, el profesor Dr. Antonio Arnaiz-Villena, antiguo director del departamento de inmunología del Hospital 12 de Octubre de Madrid, autor de numerosos artículos científicos y de dos publicaciones de referencia (“El origen de los Vascos y Otros los pueblos Mediterráneos” y “Egipcios, Bereberes, Guanches y Vascos”, coeditados con Jorge Alonso García, a la Editorial Complutense de Madrid, respectivamente, en 1998 y 2000). Partiendo de la idea de esclarecer el origen de los Vascos, como un pueblo ibérico que más se ha aislado genéticamente en las cordilleras de Euskadi y que evito la dominación islámica, y comparándolos genéticamente con diversas poblaciones del mar Mediterráneo, llego a zanjar el misterio de sus orígenes. Los resultados de su equipo afirman rotundamente de que los antepasados de estas primeras poblaciones ibéricas, que constituyen los Vascos, son originarios del Norte de África, y comparten los mismos origines que los Bereberes! (elpais.com/diario/1995/11/24/sociedad/817167601_850215.html).
De este modo, al extender el estudio a otros pueblos y comparar el ADN de diferentes poblaciones alrededor del Mediterráneo se llegó a explicar la evolución de las poblaciones y las migraciones humanas. Así que basándose en el ADN de las inmunoglobulinas, que son proteínas denominadas anticuerpos producidos por el sistema inmune (genes HLA), el equipo dirigido por el famoso profesor Dr. Arnaiz, llego a unos resultados aún más sorprendentes. Las poblaciones ibéricas (Españoles y Portugueses), al igual que los italianos del sur y de Sicilia, están más emparentados genéticamente con los Vascos, Argelinos y Amazighs marroquíes, que con los pueblos europeos al norte de los Pirineos (los Franceses (Galos) o los Alemanes (Vikingos) …). Es decir que los antepasados de los Iberos se encuentra más bien al sur del Estrecho de Gibraltar, y no en el Hombre de Cro-Magnon que se había encontrado en la Dordogne francesa.
En este artículo de El País Digital de Miguel Ángel Criado, el estudio controvertido de María Saiz se limitó a las provincias de Granada, Almería y Málaga, como última entidad política musulmana, se esperaba una huella genética mayor de la presencia “árabe”. Es precisamente aquí donde reside el gran error, el de caer en la falsa creencia de que la conquista de “Al-Andalus” por Tarik Ibnu Ziad en 711, hasta la expulsión de los últimos moriscos de las montañas de Alpujarras granadinas en 1609, era obra de los Árabes. Se pretende que en la España musulmana predominaban las tribus árabes, y sin embargo, se ocultaba injustamente la existencia de las tribus moras. Por consiguiente, los numerosos castillos, murallas, puentes, aljibes…construidos por los obreros moros, de repente, se convierten en obras árabes, cuando en el Al-Andalus, los Árabes, según los datos de la historia social y jalduniana, formaban sorprendemente una ínfima minoría de la población, constituida por imames, grandes mercaderes, algunos militares y ciertos gobernantes de los omeyas y de los nazaríes. ¡ Menos mal que todavía perviven las “fiestas de moros y cristianos” para recordarnos de estos largos ocho siglos de presencia mora en Al-Andalus!
Según el fundador de la sociología y de la antropología, el andalusí Ibnu Jaldùn, las tribus nómadas de los Árabes, al penetrar al Norte de África (y quizás también a Iberia), destruían y saqueaban todo lo que encontraban a su paso, quitaban las piedras de las urbes para sostener a sus rudimentarias tiendas, mientras que los moros, es decir los Amazighs, construían civilizaciones, ciudades, castillos, y desarrollaban la agricultura, las artes, y las ciencias …¡Y precisamente una de sus maravillas es la fundación de una de las mejores ciudades europeas, la ciudad de Granada por parte de la dinastía de los Ziríes!
Es preciso de señalar que cuando estos moros fueron expulsados de este paradisiaco Al-Andalus por la determinación de los reyes católicos, – acompañados en su exilio forzoso de numerosos iberos convertidos a la religión mahometana-, regresaron masivamente a su hogar de origen, sencillamente, al norte de África, y más concretamente a Marruecos, Argelia y Túnez, por la sencilla razón de que eran desciendes de los Amazighs. ¡Porque si hubieran sido de verdad Árabes, hubieran tomado el largo camino de regreso hacia la tierra de sus abuelos, a Arabia Saudí, al Libano y al resto de los países del Próximo Oriente!
En resumen, el profesor Dr. Antonio Arnaiz-Villena concluye que probablemente hubo una gran población a lo largo del desierto del Sahara y en el norte de África, un idioma, y, posiblemente, una identidad genética… Este pueblo se vio obligado a emigrar en la era de las fluctuaciones del clima. Así, la migración bereber a las costas del norte del Mediterráneo (Península Ibérica, el sur de Italia, las islas del Mediterráneo occidental) ocurrió aproximadamente después del 10 000 A. de C., y más probablemente después del 6 000 A. de C.
En última instancia cabe destacar que la antropología genética y los últimos descubrimientos arqueológicos sentencian que los antepasados Amazighs de todos los magrebíes, ya sean amazighoparlantes o arabofonos, al igual que los antepasados de los íberos, de los italianos del sur vendrían todos de “la tierra de los moros”, del “Norte de África”, denominada “Tamazgha” en idioma indígena.
Es en cierto modo la conclusión a la que habían llegado los Sres. Arnaiz y Raha, en su charla en el seno de El Instituto Cervantes de Rabat el 9 de mayo de 2017, según la cual los Iberos y los Amazighs formaban un solo y mismo pueblo antes de la llegada del cristianismo y del Islam, y tenían por consiguiente las mismas creencias religiosas, construían dólmenes e incluso pirámides parecidas!
En definitiva, no solamente los antepasados de los actuales pueblos de España, Portugal y del sur de Italia provienen de Tamazgha, sino incluso todos los pueblos de la humanidad de nuestro planeta tierra!;(elpais.com/elpais/2017/06/07/ciencia/1496852661_032685.html). Es lo que acaban de demostrar los resultados de los años de investigación del equipo de los famosos arqueólogos del Instituto alemán Max Planck de antropología evolutiva, el francés Jean-Jacques Hublin y el director del INSAP marroquí Abdelouahed Ben-Ncer, de que el origen del homo sapiens, la cuna de la Humanidad, se encuentra por el momento en “Adrar n Ighud” a 70 km de Marrakech.
¡Definitivamente, todas y todos somos moros!
* ”Moros” es una palabra derivada de Maurus, habitantes de Mauritania, termino con que se denominaba Marruecos y Argelia en tiempo de la dominación romana, para referirse a los indígenas de todo el Norte de África y a los que los europeos denominan bereberes, pero que estos prefieren su propia terminología, a saber, Amazigs, hombres libres o nobles.